Ficus benjamina
Moráceas



cuidados


origen Regiones cálidas de todo el mundo.
origen Les gusta la luz abundante.
origen 13 - 30ºC
origen Regular. 2 veces por semana
origen Regular. 1 vez cada 10 días.
origen 1 vez cada 15 días, de Mayo a Septiembre.
origen Esquejes apicales de tallo.
origen Fácil


Observaciones


El Ficus benjamina es una planta bastante sencilla. De hecho se cultiva como planta de exterior en zonas del sur. En el interior, aunque es muy adaptable, requiere mucha luz; probablemente aceptaría sol directo, pero es preferible tenerla en una posición muy iluminada pero fuera de los rayos directos.

Cuidado con el riego es esencial. Demasiada agua y las hojas amarillearán y caerán; si se riega con frecuencia facilmente muere la planta. Pero si se deja de regar un tiempo, las hojas también caerán en masa. El Ficus benjamina es una planta perfecta para una maceta de riego controlado (automático). Si se planta un benjamina en una de esas macetas (de tamaño grande) en una buena tierra, el Ficus se hará un árbol enorme.

Si la planta se pone muy fea (sin hojas) se puede podar. La primavera es el momento ideal. No te asustes cuando veas la savia blanca fluir de los cortes: Es normal, pertenecen a la misma famila de la higuera. En los cortes se puede echar ceniza, carbón vegetal molido, incluso café; cualquier sustancia no venenosa que creas pueda 'absorber' algo el flujo. Cuantos menos cortes se haga, mejor que mejor, por ello decide bien qué ramas deseas eliminar y desde dónde, y actúa sin contemplaciones. Recuerda que puedes aprovechar la poda para cambiarlo de maceta. Y si lo pasas a una maceta de riego controlado, muchisimo mejor.

Plagas y Taz Plagas Plagas y Taz


Mira las hojas de tu planta y si ves como trocitos de algodón entre las ramitas y la base de las hojas, tu problema es cochinilla algodonosa. Es una plaga difícil de eliminar, y los Ficus benjamina son bastante propensos. Bajo la capa algodonosa hay unos insectos que se dedican a chupar la savia, y debilitan mucho a la planta. Las hojas amarillean también y caen.

Existe un primo hermano de la cochinilla algodonosa, solo que un poco más "pringoso": Se trata de otra cochinilla, pero esta vez un lecanino, que identificarás por sus efectos aun antes de verlos físicamente: te dejarán el suelo (e incluso algún mueble cercano, que tampoco se salvará de la quema) pegajoso con la melaza que segregan; igualmente se te pondrán pringosas todas las hojas de tu F. benjamina. El insecto tiene aspecto de un pequeño caparazón de tortuga liso y brillante, de unos 2-3 mm, de color marrón en fase adulta, difícil de controlar en este estadio con insecticidas normales, lo mejor es lavar la planta con un algodón empapado en una solución al 50% (como máximo) de agua y alcohol. En cualquier caso, siempre es preferible la observación constante: Si detectas los insectos o sus larvas (pequeñas y verdeamarillentas; estas sí son sensibles a los insectidicas)toma medidas inmediatamente, porque luego se convierten en un problema desagradable.

En los ambientes cálidos y con baja humedad ambiental es fácil que aparezca araña roja. Se trata de pequeños aracnidos de hábitos vegetales. Indicarán su presencia porque comienzan a caerse las hojas, aparecen en el limbo de las hojas de pequeños puntitos de color verde más claro y se visualizan pequeñas telas de araña. Se previene y combate fácilmente fumigando con agua la planta (una "ducha" de vez en cuando sería lo ideal), de resistirse se podrá tratar con un acaricida.

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